Antes de subir a las aulas, todo el alumnado del centro, al sonido del cuenco tibetano, se coloca en postura de meditación de pie.
Tras unos minutos, con la misma actitud de calma y silencio, entran en el aula.
Con ésta práctica vamos consiguiendo que se despliegue la atención en las tareas de las primeras horas de la jornada.
